O serás vos o el narrador omnisciente metamorfoseando en ficción?

martes, 27 de marzo de 2012

Uno como ninguno, dos como un grano de arroz, tres salta el pez. Arroz con leche. Arrorró. Antón pirulero. Mambrú. Una niñita madrugadora. Que llueva. La vaca lechera. El payaso Plin plin. La farolera. La paloma blanca. La gallina truruleca. Hola don Pepito. La señora de los faroles. La Catalina. Un elefante se balanceaba. Pinocho. El brujito de Gulubú. El reino del revéz. Manuelita. Twist del Mono Liso. La reina batata. La mona Jacinta. Canción para tomar el té. La pájara Pinta. Marcha de Osías.

Cenicienta. La Bella durmiente. Blancanieves. Hansel y Gretel. El flautista de Hamelin. La sirenita. La lámpara de Aladino. El gato con botas. Rapunzel. Caperucita roja. Alí Babá y los 40 ladrones. Simbad el marino. El lobo y los siete cabritos. Los tres chanchitos. Pulgarcito. El patito feo. El soldadito de plomo. Ricitos de oro. Peter Pan. Alicia en el país de la maravillas.

Crecí entre rimas, cuentos, trabalenguas, adivinanzas y canciones que mi mamá, mi abuela y mis maestras de la infancia me enseñaban.

Recuerdo todo como si fuera ayer. Mi infancia estaba colmada de melodías, versos e historias.

Eso debe explicar por qué me gustan tanto la lectura, la escritura, la música y el canto.

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